TEXTOS & MULTIMEDIA algunos TEXTOS DE PRESENTACIÓN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Serralvo y su mundo poético (2008)

Presentar la primera colección de poesía escrita por un amigo, preciosamente ilustrada por una amiga, no es solamente un doble honor para mi, sino también un doble placer porque Antonio, que no había querido publicar sus versos, ha consentido en ello.

Antonio nos ha escuchado y ha decidido compartir sus sentimientos con Encarna y ambos deleitarnos a todos nosotros con esta joya de haikus ilustrados.

Cuando una persona tiene un don especial, en el terreno artístico, es su misión expresarlo, hacerlo público, ayudar al mundo a evadirse de todo lo feo y rutinario, lo impropio y lo irracional, para notar, aunque sea un momento, que el mundo puede ser mejor, que vale la pena pensar, y que la vida tiene un sentido. Eso es lo que he visto yo leyendo estos haikus de Serralvo en una tarde húmeda y fría del invierno de la Caleta.

Serralvo como poeta, como gran creador, es humilde y desconcierta. Sabe tanto, que conocerle es un lujo. Puede ser un miniaturista y por todas partes su obra es un recamado festejo en que se refleja la visceral improvisación andaluza, asordada e intensa, casi viciosamente abstraída, subjetivamente mitificante, íntimamente ritual...

El haiku de Serralvo y el dibujo de Encarna, apuestan por el intacto secreto fecundante que impregna los espacios aun vacíos para crear una nueva realidad. Un privilegio en que aparecen cuerpo, paisajes y formas en goce de color y dimensión.

Yo siempre he sentido y lo he dicho ya anteriormente, que cuando estoy ante una buena obra de arte, atesoro ese momento como una oportunidad irrepetible. Cuando esto sucede no hay duda de que hay que detenerme y profundizar en él...

Así me pasó cuando leí por primera vez la poesía de Antonio. El poema trataba de mi porche, puerta abierta al mar, que yo veía cada día. El verso tenía algo íntimo, consabido y nuevo a la vez. Había espacio y tiempo, anécdota y estampa, y sin embargo, parecía una abstracción de todo ello y quedaba resuelta la materia en puro concepto: la amistad. Su obra tenía algo de dramática y de profética. Una experiencia que tiene algo de mística por lo que supone trascender de la materialidad de la realidad para encontrar el alma universal que subyace en el verso con vida propia.

Serralvo va más allá de lo espiritual y logra construir un universo personal habitado por sensaciones, sentimientos y experiencias transcendentes. Decía Goethe que “el arte es lo mediador de lo inexplicable”, y Joaquín Lobato que “el arte no se puede explicar: porque si se explica, deja de ser arte”.

Hacia el año 1500 a.C. en Japón, era popular una clase de poemas basados en versos breves que se llamaban tanka. El poema consistía en cinco versos con métrica de 5 sílabas el primero, siete el segundo y cinco el tercero. Al final había dos versos de siete silabas cada uno.

En las refinadas cortes de los poderosos daimyos y del Emperador, se hacían competiciones de tankas, con un jurado que daba premios, a veces de la categoría de un feudo, al ganador. Otro tipo de certamen también era popular. Se llamaba renga y consistía en versos encadenados. En este último concurso se enfrentaban dos poetas que improvisaban, uno los tres primeros versos del tanka (5, 7, 5) y el segundo improvisador tenia que continuar cerrando la composición con dos versos de 7 sílabas.

Con el tiempo se dio más importancia a los tres primeros versos del tanka, es decir, que estos tres primeros versos se empezaron a llamar los haikus.

Un verano de 1686 en Edo, hoy Tokio, un hombre de 40 años, vestido de monje budista estaba disfrutando de la visita de unos amigos en su casa. La brisa de la noche levantaba murmullos de hojas arrastradas por el viento de los árboles que daban sombra al estanque. En ese instante el sonido de una rana saltaba en el agua. El hombre vestido de monje dijo “Una rana salta desde el borde: ruido del agua". Los visitantes intuyeron enseguida que se trataba del último verso de un haiku. Siguiendo la tradición, cada uno compuso un primer verso.

“Crepúsculo”, dijo uno. En la “soledad” dijo otro. El hombre vestido de monje protestó: Tratáis el tema muy parcialmente. Y él les propuso un primer verso: "¡Oh, viejo estanque!" Los amigos le escucharon admirados. Así surgió uno de los haikus más famosos de la literatura de Japón. El hombre que lo improvisó era Matsuo Bashou, el poeta japonés mas celebrado.

¡Oh viejo estanque ¡

Una rana salta desde el borde;

Ruido en el agua.


En esa continuidad imperturbable que es el agua, se representan la profundidad, la eternidad, el misterio inefable de las cosas. Allí, en ese momento, en el ahora, el salto repentino de una rana, nos permite oír, percibir por un instante el silencio, ingente eternidad. Algo tan sencillo, se convierte en algo tan profundo. Es lo que está pasando en ese lugar, en ese momento. Este vocabulario poético es la comunicación de algo concreto, y ésta poesía de haikus no es solo popular en Japón, en castellano, fue cultivada por Borges y otros poetas. Los haikus son extremadamente sencillos en la forma, pero sólo en apariencia, pues obedece a reglas muy estructuradas por tener que establecer a través de cinco silabas una situación, con el primer verso. Con el segundo se añade un cambio, y en el tercer verso, se asoma una sorpresa que da un nuevo valor al poema.

La poesía de Bashou añadió estados anímicos a la concepción del paisaje y basó sus poemas en la filosofía del Zen. Un tipo de budismo que ha influido mucho en los japoneses.

La exigente práctica del Zen tiene como objeto llegar a la Iluminación del individuo, a la toma de consciencia de estar unida con el todo. En esta situación anímica las cosas adquieren vida nueva.

El poeta Bashou, era un gran observador de la Naturaleza. Supo describir lo que veía con las más mínimas palabras. Era también pintor y le gustaba acompañar sus haikus con un pequeño dibujo, llamado en japonés “haiga” que al mismo tiempo que ilustraba el poema, ayudaba a completar el significado.

Esta breve introducción al haiku nos lleva a comprender el por qué Serralvo ha elegido esta forma poética para publicar sus poemas.

Versos humildes, como él, breves, pero llenos de filosofía vivida, como es su conversación, inteligente y graciosa, profunda y humorística, que va sacando punta a todo lo que oye y afilando la punta, si cabe, para lograr una sonrisa o una carcajada arrancada al momento, atesorada en ese instante, en esos minutos en sucesión que llamamos vivir. Serralvo nos dice…

Deja la tierra

Y entra en la mar el río.

Muere abrazado.

Qué cerca y qué lejos de aquel poema existencial de Jorge Manrique…"Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir…"

El río-vida de Serralvo busca el mar para diluirse en el Todo. Abandona la tierra seca para perderse en el abrazo de la inmensidad.

Recordemos aquel otro haiku inspirado tal vez en el paisaje de nuestras costas…

Torre plateada,

Grande y brillante luna.

La noche embruja.

La torre vigía reluce en la noche de luna llena. La luz clara-oscura, la ha cubierto de plata. El embrujo de la noche empieza.

Cada haiku encierra un gran poema. Sugiere más que dice. Es más contemplativo que activo, es profundo y es fugaz. El dibujo que lo acompaña, va coloreando su tema, ya sea en acuarela o en pasteles o acrílicos, con tinta o pincel.

Aparece la Naturaleza reflejando el sentimiento de poeta. El árbol que se asoma, moviendo las ramas, da y recibe un abrazo interminable del viento. Hay ternura en el abrazo. Son brazos que mecen, que arropan las hojas sin rasgar el aire.

El viento abraza

Árboles por las ramas

Mientras los mece.

La vida sigue. Hay un continuo apreciable entre la memoria del día, y el descanso nocturno.

No acaba el día

Cuando llega la noche

Queda aplazado.

Unidos los haikus y la pintura de una artista consumada crean un libro inmejorable. Admiramos el dibujo escueto y grácil, la insinuación y soltura, la composición y el fondo y la forma… Encarna ha dado a cada ilustración, la línea precisa, con concisión pero también con abandono, Encarnación que conoce bien a Serralvo ha exprimido el dibujo, aunando la obra gráfica al significado del verso, El haiku va dejando ver a jirones el alma de Serralvo, y es ella, la pintora, la que va tejiendo esos mensajes con colores, aire, sol y luna. Ella y él, al unísono, apresan nuestro corazón.

Yo también quiero experimentar con lo aprendido. Y agradeciendo a los dos artistas el honor de ser amiga vuestra, me atrevo a decir.

Vivir es amar

Se aplazará el amor

Cuando me vaya…

MERCEDES JUNQUERA GÓMEZ

 

Acto de presentación de la carpeta "VEINTE HAIKUS ILUSTRADOS" de ANTONIO SERRALVO
Aula Magna del Palacio de Beniel, del Ayuntamiento de Vélez-Málaga. 20:30 horas del 29 de Diciembre de 2008.